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45,55 €En 1952 se estrenaba " Tres sombreros de copa " con veinte años de retraso. Treinta antes, Mihura habÃa publicado «Tragedia breve de una señorita», un cuento breve que permitÃa deducir el sentido del humor que precedió y acompañó a su teatro.«Yo, que amo el refrito -escribirÃa Mihura-, he publicado en " La Codorniz " muchos chistes y artÃculos que habÃa publicado hace quince años en " Gutiérrez " ». Usese este libro como lo que es: un repaso por su obra gráfica y periodÃstica, que permite vislumbrar los estratos y materiales del humor que edificó su estilo. El lector tiene ante sà un singular museo de curiosidades: un leopardo aficionado a la música descriptiva, un cocinero de ocasos, una vieja a la que se le habÃan muerto todos los dientes, una lágrima que cae bajo las ruedas de un vagón y la destroza, un paisaje de arrugas muertas a planchazos, una nariz desagradecida que puede competir con la de Gógol... Estupenda la «Sección dedicada a explicar bien cómo son» determinadas cosas: por ejemplo, «el metro», que casi es una historia de cronopios, o «la hormiga», cuyo principio recuerda «La esfinge» de Poe. Y las ingeniosas dilogÃas. Es conocida aquella de Jardiel: «Pasaron cinco minutos y dos aeroplanos». Mihura escribe: «Después de hacerme esta reflexión y un siete en la americana...».Museo que tiene además la ventaja de ser un espejo de la historia: alusiones más o menos picantes que Mihura hacÃa en 1925 no habrÃa podido -ni querido- hacerlas treinta años después. Personajes, lugares, situaciones, incluso textos, que años después renacerÃan en sus comedias. Curiosas premoniciones: ¡Y se quejaba Greta Garbo en el 29 de las «maquinitas de retratar!». En su humor previó los pisos como cárceles; las ciudades como desiertos, como hormigueros o como infiernos; supo que todos los niños se estropean cuando crecen, y que «siempre que se viene de la guerra se pierde algo». Juan de Mairena aseguraba que «el hombre es el animal que usa relojes».